Desde hace siete años el principal logro de cada año sucesivo para Ucrania es que el equipo gobernante (independientemente de quién sea el presidente) no está de acuerdo con el escenario ruso referente al llamado arreglo pacífico de la situación en Donbas. Como enfatizan los observadores, Volodymyr Zelenskyy tenía un fuerte deseo de terminar la guerra antes de la última reunión de los Cuatro de Normandía en diciembre del año pasado.

Con el correr del tiempo en la oficina del presidente ucraniano quedó claro que Kremlin no va a dar ningún paso real en el tema de Donbas, sino que, por el contrario, trata de demostrar a sí mismo como a una especie de “paloma de la paz”, un "mediador" que no tiene nada que ver con la invasión armada y la ocupación de determinadas regiones del este de Ucrania.

Cabe señalar que el presidente ruso ahora, con ostentación, está discutiendo el "formato de Normandía" solo con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron. Al mismo tiempo, entre sus interlocutores no hay el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.

Y esto, por supuesto, no es casual. Según los analistas, V. Putin, en primer lugar, quiere demostrarle a su colega ucraniano que no lo verá e incluso contactará con él hasta que Kyiv esté de acuerdo con la "agenda" de Kremlin. Y esta agenda para Donbas es bien conocida desde hace mucho tiempo y fue anunciada una vez más por el líder de Kremlin estos días durante su última rueda de prensa. Se trata de las negociaciones directas entre Kyiv y las autoridades títeres de las llamadas "repúblicas populares de Donetsk y Luhansk".

¿Por qué Moscú insiste en estas negociaciones? Como considera el conocido observador ucraniano Vitaly Portnikov, no en absoluto para acercarnos al final de la guerra y al restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania. “Lo hace para pasar del partícipe del conflicto, del agresor al “mediador”. Y es por eso que Putin se comunica en el "formato de Normandía" con Merkel y Macron. "Ustedes son los mediadores y yo soy el mediador". De esta manera se puede decodificar su señal”, escribió V. Portnikov.

Esta conclusión ha sido confirmada por una declaración realizada la semana pasada por el ministro de relaciones exteriores de Rusia Sergei Lavrov. Según él: "Kiev necesita ponerse en contacto con Donbas y no tratar de politizar la situación y resolver los problemas a través de la mediación de Moscú, Berlín y París".

En respuesta a esta declaración el ministro de relaciones exteriores de Ucrania Dmytro Kuleba señaló que no estaría en contra de que Ucrania fuera trasladada a otra parte del planeta, donde no hay vecindad con Rusia. Pero Ucrania tendrá que vivir con la constante amenaza del agresivo vecino del norte. "Es imposible escapar de la geografía. Por lo tanto, debemos aprender a convivir con una Rusia como ésta", dijo D. Kuleba. También informó que no comparte las esperanzas optimistas de aquellas personas que creen que después de la salida de Putin del poder Rusia cambiará radicalmente y las relaciones entre los dos países mejorarán mucho.

"Debemos poner fin a la guerra y restaurar nuestra integridad territorial, pero entendemos que después de eso Rusia no cambiará y sus objetivos estratégicos destructivos en relación con Ucrania tampoco cambiarán. Por lo tanto, alcanzar el principio de coexistencia pacífica sería de interés para Ucrania.

Nuestro objetivo a largo plazo, cuando Rusia se dé cuenta de la inevitabilidad de la independencia ucraniana, la soberanía, su existencia como una parte del mundo occidental, como un miembro de la OTAN y de la UE, entonces podremos pasar al principio de coexistencia, cuando simplemente "nos toleraremos". Solo después de eso será posible mirar más allá", dijo Dmytro Kuleba.

El periódico "Voz de Ucrania"