Los muchachos militares estaban escavando una trinchera, abrieron una madriguera de ratones de la cual cayeron dos ratoncillos pequeños. Los muchachos pusieron a los animalitos en una gorra y preguntan qué hacer en las redes sociales. La gente les responde: pónganlos en la hierba. Lo hicieron. Vino la mamá – ratón y se los llevó. Es una fantasmagoría.

Tomado de Yulia Datsenko

El humanitarismo con relación a los animales es el mejor índice de una fuerza real y potente.

Mira que hemos hecho…

Escavando la trinchera, abrimos una madriguera de ratones.

Dos ratoncillos pequeños
 
Trabajo como administradora en una clínica veterinaria (en Kyiv). El personal administrativo en tal estructura es la cara de la clínica para los clientes, somos reconocidos por las voces en el teléfono, somos los primeros en saludar a las personas y despedirnos cuando salen de la recepción. Somos cajeros-contadores-organizadores del trabajo de los médicos. Y tenemos que ser al menos un poco psicólogos.

Nuestra clínica funciona desde el 20 de marzo. Pude ir a trabajar el 10 de abril.

¿Y saben lo que les voy a decir? Era más fácil para mí trabajar cuando había más peligro físico que ahora. Y a veces estoy muy celosa de los cajeros en las tiendas de comestibles... Porque casi no tienen oportunidad de comunicarse con los clientes (detalles del proceso productivo) y porque también soy empática.

Cada vez más ojos dolorosos y llorosos, cada vez más refugiados de otras ciudades de Ucrania que no tienen casas para volver, o personas en cuya familia hay alguien quien murió defendiéndonos... Son inmediatamente visibles: parecen estar exangües, están vivos pero con la luz apagada en el corazón...

Me duele el alma por todos ellos. En el trabajo, sigo, trato de no tirar todo sobre mí, traigo servilletas para limpiar las lágrimas, calmar y consolar, pero luego...  Se acumula, no desaparece: todo este dolor no expresado (y expresado), el miedo a la incertidumbre, el dolor de la pérdida irreparable...

No escribo esto para que corran a consolarme (son así, lo sé). Solo necesito un poco de «desahogo» y más para poder recordar mejor este estado y compartirlo con ustedes. ¡Para que nosotros, los ucranianos, no lo olvidemos en 10-20-30-50-100 años! ¡No se lo vayamos a perdonar, no seamos perezosos para recordar emocionalmente cuánto dolor nos trajeron los degenerados de Moscú!

Deben ser destruidos. ¡Físicamente, económicamente, históricamente, en todos los sentidos! Porque ellos... NO son humanos. Y nunca entenderán a estos muchachos que se preocupan por los ratoncillos.

(Esta información de las redes sociales me hizo sonreír, sonreír entre lágrimas...)

¡Aguanten, hermanos y hermanas! ¡Ganaremos! ¡Porque la verdad y la vida siempre ganan! Apoyémonos, porque somos fuertes cuando estamos juntos, en un puño.

Lo sé, creo, estoy segura: ¡Ucrania ganará!
 
Fotos de las fuentes abiertas.