Dibujo por Oleksiy KUSTOVSKY

La esposa le dice a su marido, que está luchando en Ucrania, que los medios rusos informan sobre los éxitos militares de su ejército y que Putin promete a todos los militares el estatus de «veterano» y pagos por cada día de batalla.

«Tres millones y pagarás el entierro. Por lo menos dan el dinero», responde el ocupante.

La esposa responde que ha precisado lo todo: «3 millones son por una herida y por la muerte, 5 o 7».

A las esposas de los ocupantes de otra unidad militar les interesan más los pagos del estado ruso que la vida y la salud de los hombres. Una mujer informa a su pariente por teléfono.

«Nuestras mujeres son locas. Acudieron al comandante y le preguntaron cuánto recibirían si sus esposos resultaran heridos. Y la otra dice, cuánto voy a recibir si el mío muera».

Mientras tanto los ocupantes confirman que hay motivos más que suficientes para los pagos.

– Estoy en el infierno, en Ucrania, - informa un militar ruso. - Manejamos, protegemos las piezas de artillería. Tenemos reclutas aquí. ¿Qué dicen en las noticias?

– En general, dicen que hay muy pocas pérdidas.

– Ja, ja. Durante los primeros dos días 500 personas han sido convertidos en pedazos. Tenemos grandes pérdidas.

– Dicen que a nuestra gente no la quieren cautivar. ¿Y ustedes disparan contra civiles?

– Sí. Ahora hemos ocupado una casa donde vivían civiles. Los echamos de la casa. Y el frente no se mueve. Al volver a casa voy a romper inmediatamente el contrato. Si vuelvo…

Otro ocupante, que habla por teléfono con su padre o hermano, no cree en su regreso.

«Es malo, es muy malo», dice. – Mañana nos envían al frente. Y es imposible llegar allí en absoluto. Disparan contra las columnas. ¿Sabes cuántos muertos traen? Aquí llegaron los muchachos, y regresan muertos. Solo 30 personas fueron traídas ayer. Piernas arrancadas. Hay un pueblo pequeño, a 10 kilómetros de aquí. Allí los nacistas ucranianos están en la defensa. Y nuestra gente generalmente lo contornea a este pueblo. Los negociadores vinieron de allí. Han dicho que dan dos días para nos vayamos echando de aquí. Si no, dicen que estamos acabados. Los comandantes deciden qué hacer. Vladimir se negó a ir al frente en absoluto. Dice que no irá. Otro fue puesto al volante. Allí teníamos un puesto avanzado. Fue destruido. ¿Qué hacer?

– Tienes que cuidarse más ahí…

– No se lo digas a nadie – advierte el ocupante a su familiar.

Los paracaidistas de Ussuri, que huían de la región de Kyiv donde cometieron crímenes de guerra en las aldeas de Demydiv, Kozarovychi y Dymer, olvidaron sus documentos personales. A principios de abril las Fuerzas Armadas de Ucrania recuperaron el control de estos pueblos, que habían estado ocupados por los rusos durante un mes. Según los lugareños, los fascistas rusos secuestraron y torturaron a los civiles, así como los saquearon. Establecieron una sede en el territorio de la planta de Viknaland. Fue allí donde se encontraron los documentos: una lista del personal del pelotón de morteros de la brigada de asalto 83 que tiene el lugar de emplazamiento en la ciudad de Ussuriysk. Esta unidad del ejército ruso tiene la reputación de élite.

Gracias a los documentos abandonados por la «élite», ya han sido identificados algunos ocupantes.