Solo en los últimos dos días los niños de Mariupol, Irpin y el pueblo de Markhalivka en la región de Kyiv han sido víctimas de los bárbaros.

El 4 de marzo, en Markhalivka los aviones rusos bombardearon las casas de civiles y mataron a seis personas, incluido un niño. Kirill, de un año y medio, murió en Mariupol el mismo día. Los padres llevaron al niño a un hospital, pero los médicos no han podido salvar su vida.

Como resultado del bombardeo ruso de la cuidad de Korosten en la región de Zhytomyr, murieron personas civiles, un niño de 3 años perdió su pierna. Los médicos ahora están luchando por su vida.

El 6 de marzo de 2022, los militares abrieron fuego contra civiles que intentaban abandonar la ciudad de Irpin, ya prácticamente destruida, y mataron a tres personas, incluidos dos niños.

Una "importante instalación militar", un jardín de infancia, fue bombardeado en Lysychansk.

Las Fuerzas Armadas de Rusia lanzaron un ataque con cohetes contra el territorio del hospital infantil más grande de Ucrania, Ohmadit. El piso 9 del edificio central  resultó dañado. Lo único que salvó a los pequeños pacientes, sus padres y médicos fue que se escondieron en un refugio cuando escucharon una alarma aérea.

Ya es evidente que los ocupantes están disparando de forma deliberada y resuelta contra los civiles en las ciudades y pueblos ucranianos para provocar aún más destrucción y sufrimiento humano. Es masiva la participación del ejército ruso en estos crímenes contra la humanidad en el territorio de Ucrania.

Durante los interrogatorios, los militares rusos capturados por las Fuerzas Armadas de Ucrania intentan distanciarse de los métodos bárbaros de la guerra para evitar la responsabilidad y punción. Sin embargo, dicen que vieron con sus propios ojos cómo sus colegas disparaban de los tanques y sistemas de artillería reactiva contra edificios residenciales y automóviles que transportaban civiles.

Habiendo sido hechos prisioneros, estos militares no pueden explicar por qué cruzaron la frontera ucraniana con armas en sus manos y por qué están matando a los civiles. El cabo capturado del ejército ruso Nikita Ponomarev dice que fueron "enviados al territorio extranjero" como gatitos ciegos. "No tengo ningún motivo para ello. No sé para qué es esta guerra. Estamos bien alimentados en cautiverio. No veo ninguna persecución del idioma ruso”, agregó el preso.

"No crean que soy un enemigo. Trato a los ucranianos con amor ", dijo otro militar ruso durante el interrogatorio. Y llorando, agregó: "Mamá, sácame de aquí".

El comandante del primer pelotón de reconocimiento del ejército ruso Pavel Linchevsky dice que la tarea que se le encomendó a su unidad era llegar rápidamente, sin contacto, a los suburbios de Kyiv. Sus padres y esposa no saben que está luchando en el territorio de un estado soberano, matando a sus ciudadanos. "Si me negara a luchar, enfrentaría 25 años de prisión por traición".

Su colega mencionó el miedo de ser despedido como una de las razones que lo impulsaron a luchar contra los ucranianos. "Si no voy, me despiden, no obtendré el dinero". Agrega que antes de la invasión a Ucrania los militares son encabestrados sicológicamente. “Se nos habla de la lucha contra algún fascismo. Constantemente por la televisión nos dicen que hay fascistas ucranianos aquí en Ucrania".

Ninguno de los prisioneros de guerra vio a los fascistas ucranianos. Mientras los ucranianos ya durante once días ven a los fascistas rusos que están destruyendo ciudades enteras, arrojando bombas sobre las casas de los civiles, disparando contra jóvenes y viejos.

En las fotos: civiles de Irpin, región de Kyiv, huyendo bajo fuego de su ciudad con niños en sus brazos.