Las violaciones del derecho internacional humanitario en los conflictos militares, el uso del armamento prohibido que causa daños excesivos o es selectivo, la ejecución de los civiles como un entretenimiento, la quema de casas, la toma como rehenes a los habitantes de las ciudades y pueblos, la violación de las mujeres, así es la cara verdadera del ejércitos rusos que invadió Ucrania pérfidamente.

Los expertos señalan que por su brutalidad, que no se puede explicar en términos de lógica y sentido común, las fuerzas armadas rusas superaron a los nazis alemanes. Constantemente aparecen en las redes sociales videos que hacen enfriar la sangre en las venas: en diferentes regiones los testigos casuales registraron en sus teléfonos cómo un tanque ruso disparó contra un automóvil con dos jubilados, otro tanque aplastó un automóvil conducido por un anciano, un vehículo blindado aplastó un coche de correos, matando tanto al conductor como al cartero. Los crímenes de los ocupantes rusos contra la población civil son cientos de historias de horror inhumano que ni el director más talentoso de Hollywood podría haber inventado.

El cinismo y la inmoralidad del ejército ruso no son sino un papel de tornasol, un indicador del estado de la sociedad rusa en su conjunto. En las dos semanas desde que los ocupantes invadieron Ucrania, hemos visto que los rusos no luchan por ningún ideal allí y ni siquiera por la loca idea de «restauración del gran país», el imperio del mal, la URSS comunista, pero por los banales 53 dólares diarios que pagan a ellos, más el permiso de los altos mandos para hacer saqueos. 

Los servicios especiales ucranianos han publicado una conversación entre el llamado «libertador», que se encuentra cerca de Kyiv, y su esposa. La conversación reflejó como en una gota de agua toda la profundidad de la bajeza de la sociedad rusa, que está dispuesta a matar, violar, intimidar, robar para enriquecerse a costa de otra persona, tener una picadora de carne o un televisor que, como resulta, no cada uno en «Rusia rica» puede tener. Es difícil de creer que en el siglo XXI alguien va a la guerra y mata por una picadora de carne.
En la región de Kherson los ocupantes rusos robaron una sucursal de Privatbank. El asalto fue grabado por cámaras de vigilancia. El video fue recibido y publicado por el periodista Andriy Tsaplienko. En Staromayorsk, región de Donetsk, los invasores, amenazando con armas, confiscaron alimentos, combustible, computadoras y televisores a los residentes locales. Se llevaron también las linternas y las baterías. Los saqueos siguen registrándose constantemente en las regiones de Kharkiv, Chernihiv, Sumy y Kyiv.